Seguramente todos o casi todos hemos consumido productos y/o servicios de un negocio familiar. Y muchas veces lo primero que se viene a la mente cuando escuchamos «empresa familiar» es un pequeño negocio, una PYME, mediana empresa.
Bueno, no necesariamente es así. Según la Dra. Rosa Nelly Trevinyo, consultora de empresas familiares, para que una empresa sea considerada empresa familiar debe cumplir ciertos aspectos:
- Si es una empresa privada, una o varias familias deben poseer por lo menos el 51% de las acciones del negocio y/o capital considerablemente mayor en relación con otros accionistas de manera que tengan voz y voto en la toma de decisiones del rumbo de la empresa.
- Que una o varias familias estén involucradas en la gestión, organización y/o administración estratégica del negocio.
- Que la familia desee transmitir el patrimonio generado, o sea, el negocio y sus beneficios, a las siguientes generaciones.
- Que la familia transmita el conocimiento a las siguientes generaciones y cada generación aporte conocimiento nuevo.
- Que la familia actúe como guardián de la riqueza que se haya generado por cada generación.
Cuando la empresa cumple con lo mencionado, entonces es considerada empresa familiar.
En México, la mortalidad de estas empresas es de un 75%, y la mayoría suele desaparecer cuando el fundador fallece. La gran mayoría de los negocios familiares se acaban por riñas entre sus miembros.
Pero… la empresa familiar suele enfrentar diferentes retos en cada generación.
En la primera generación, cuando el fundador está al frente de la empresa, no suele haber muchos problemas, ya que los objetivos, necesidades y motivaciones están claros: el crecimiento continuo de la empresa mediante la reinversión, el esfuerzo y el ahorro.
En segundas y terceras generaciones suelen aparecer conflictos que pueden acabar con la empresa y con la relación intrafamiliar. Hay ciertos aspectos a los que se les debe de dar especial atención, y con mayor énfasis en estas generaciones, si se quiere que la empresa se desarrolle:
- Problemas estructurales y de flujo de efectivo. Si no se define bien la ganancia y los salarios, además de todos los demás aspectos del negocio, surgirán problemas de liquidez.
- Falta de información en materia legal y contable. Contar con los profesionales indicados ayudará a evitar problemas y agilizar procesos.
- Problemas de sucesión y cambio generacional. Este aspecto es de los más importantes. Muchas veces se han visto empresas morir porque, al fallecer el fundador, la familia se pelea por el patrimonio ya que no contaban con un protocolo de sucesión ni un testamento del negocio y todos sus bienes.
No solamente el fundador tiene que prepararse, sino los demás miembros de la familia que estén involucrados, así como los que se van a involucrar en el futuro, de esta forma se asegura que cada miembro de cada generación estará preparado para aportar más experiencia y conocimiento a la empresa.